En la película “Los milagros de Jesús” María le dice a su hijo: “ No quiero ver que te vayas pero, en mi corazón, sé que es hora de que cojas tus herramientas y hagas el trabajo de Dios”.
Es hora de partir, se va Jesús, pero, al marcharse ¡no lleva nada¡ Se ha dejado sus herramientas. Su madre le dijo que las llevara consigo pero en el taller se ha quedado la sierra, el taladro, el martillo …
Se criticaba a Jesús porque no comía y si lo hacía le llamaban comilón y borracho.
Es buena la crítica constructiva pero el criticar por criticar, el hacer daño por hacerlo y además de forma irrespetuosa es algo que nunca entenderé.
Amaneció con frío. Pensé en lo bien que se hubiese estado al calor de una chimenea o delante de una hoguera en una noche de campamento.
Recordaba cómo se lograba hacer fuego. Esencial era tener algo para quemar : unas ramitas, papeles… Sobre todo, algo que no sirviese, ya que después, nada de ello quedaría.
¡Qué curioso¡ pensé. Lo mismo ocurre con las personas. Imposible tener luz si antes no quemamos todo aquello que ya no sirve.
Es verdad que hay épocas que nos sentimos tan mal que sólo vemos cenizas y pensamos que ya nada da puede prender en nuestro interior.
Me gusta lo creativo e imaginativo en todas sus facetas, por ello, disfruté cuando tuve oportunidad de acudir a las fallas en Valencia. Ver tanta figura con tanto colorido y en esas dimensiones .
Vi el final, algún año me gustaría ver el comienzo, saber del proceso. Poder adentrarme en un taller y ver como poco a poco aquello que empieza de la nada va tomando forma y color hasta convertirse en una falla.
El Cuaderno de Teófila Descalza 