La sal de la vida

Estaba  sosa la comida, le añadí sal ¡menuda diferencia!

Ahora tenía sabor. Me quedé mirando al salero, me sentí mal, me hizo pensar en los ancianos.

¡Cuanta sal habrá encerrada en la soledad y cuánto plato soso vagando por el mundo! ¿No es esencial juntar ambos para que la vida tenga sabor?

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s