– ¡Qué curioso!No me había fijado que había una vidriera nueva.
– Siempre estuvo ahí. No es nueva
– ¡imposible! La hubiera visto antes. Vengo todos los días y aquí solo había cristales. Bueno. La verdad es que estaban un poco sucios, bastante, con lo que realmente no sé muy bien lo que había
– Esa vidriera es el corazón de cada uno. Para que puedas apreciarla tienes que dejar que la luz la atraviese y de ello no te puedes percatar si no está limpio el corazón.
Se limpia con lágrimas, con arrepentimiento.
Si ves un cristal oscuro en vez de una vidriera, que es lo lógico, lo normal, lo que tendrías que ver, es porque retienes tus lágrimas, tus pecados, contigo.
En la medida en que te acercas al cristalero y le dejas hacer su labor, podrá ir limpiando los cristales
Cuanto más limpios estén , más luz los podrá atravesar
Será entonces cuando puedas apreciar, y contigo los demás, la vidriera que siempre estuvo ahí