
Jesús lo tenia claro. Amaba al Padre y hacia El se dirigía.
Cuesta ponerse en marcha, lanzarse al vacío, cuando piensas que efectivamente vas contra corriente pero si piensas en la otra dirección del río y lo que te impulsa a nadar es el amor, si tienes la certeza de ir hacia la corriente, la visión y la motivación cambia
Lo que antes veías como obstáculos se convierten en posibilidades
Jesús no luchaba, amaba. Tenia el timón del barco perfectamente dirigido al Padre. Tal vez iba solo, pero iba bien dirigido. Tal vez eso es lo que nos lleva a error. pensar que lo que hace la mayoría es la dirección correcta pero ¿y si fuera al revés?
Tal vez son los demás los que van contra corriente.
No nadaba Jesús contra corriente, todo lo contrario . Nadó siempre a favor de la corriente. Se dirigía al Padre. Nunca cambió de rumbo a pesar de las olas.