
Me hizo gracia recibir algo navideño en junio . Pensé en ello y me preguntaba ¿y por qué no?
Cierto es que todos los años en Diciembre celebramos el nacimiento de un Niño muy especial.
Ocurrió hace mucho tiempo pero, ahora, sigue pasando. En cada hogar, en cada persona, sigue naciendo aquel Niño. Nace en Diciembre y en cualquier época del año; también en primavera.
Es posible que a veces nos cuesta sentirlo. Propio es del bebé el dormir y puede que nos parezca que Jesús duerme y no nos escucha.
Puede que pase al revés: le oímos pero no le escuchamos.También ocurre. En nuestro mundo de adultos, tan lleno de ocupaciones y preocupaciones, no tienen cabida las voces de los pequeños así que nos hablan pero no les atendemos.
No estuvo Jesús solo en el pesebre. Junto a Él estaba María, su Madre. Estuvo en ese instante y a lo largo de toda su vida.
Es por ello que de alegrías, penas, incertidumbres, dolor, esperanza, fe, sabe mucho. Nada le es ajeno.
Todo ello lo experimentó con la vida de su Hijo. Por ello buena compañera y consejera es.
Sea lo que sea que te inquiete o preocupe no dudes en acudir a ella, a la Madre
Te atenderá
Te escuchará
Te cuidará
Rezará contigo, por ti
Llorará, reirá y se alegrará contigo, por ti.
Fue la Madre de Jesús pero es también Madre tuya, Madre nuestra y lo es siempre. En cualquier época del año. También en primavera.
No te sientas perdido como huérfano que marcha por el mundo sin saber qué hacer.
Tienes una Madre que te quiere y te querrá siempre sea lo que sea que te ocurra, tengas la edad que tengas.
Cuidó María de Jesús pero cuida de todos y cada uno de sus hijos. También de ti.