Vuelvo a la orilla, regreso al mar.
Con lágrimas en los ojos, de nuevo, siento tu mirada. Vuelves a decir mi nombre a orillas de la playa.
Esta vez, no sonríes, me abrazas, y así, unida a ti , me repites la misma invitación : «Sígueme»
Sigo sin necesitar sabios ni ricos. Ya conoces mi barca. Sabes que no hay oro, tampoco espadas, pero sí muchas redes que lanzar y mucho trabajo.
Aún necesito tus manos, tu corazón. Sé que estás cansada pero que quieres seguir amando. Te importan las personas tanto como a mi.
Amiga buena: ¿Seguimos buscando otros mares? ¿vamos a otros lagos?
Si Padre, Voy contigo.Junto a ti, seguiré echando con fuerza las redes.
Estoy cansada, preocupada, pero cuenta conmigo, no te dejaré.
No dejes de abrazarme.
No dejes de mirarme.
No dejes de decir mi nombre.
No me dejes en la orilla.
Donde sea que Tú vayas, contigo, llévame.