Buenos días Padre:
Dispuesta a empezar un nuevo día.
Te escucho, te atiendo, rezo.
Tampoco quiero, hoy, hacer mi voluntad sino la Tuya.
Por eso, díme ¿qué puedo hacer de la mano de María?
A ella acudo, es mujer, yo, también.
Me puede aconsejar, me puede comprender, me puede guiar.
No me puede faltar su compañía.
¿Dónde quieres que vaya? ¿a quién atiendo? ¿a quién escucho? ¿a quién le hablo?¿a quién felicito? ¿algún enfermo?
¿cole? ¿compra? ¿catequesis? ¿web? ¿blog? ¿baile? ¿estudiar francés? ¿leer?
¿Cuál es tu voluntad para este instante?
Bueno, sea lo que sea que quieras que haga en este día, no olvido llevar pañuelos. Es un elemento imprescindible.
Nunca se sabe si por el camino habrá alguien llorando,(de tristeza, alegría, emoción) que lo necesite y no tenga; o, si es uno mismo el que acaba necesitándolo.
¡Vamos con ello! comenzamos el día.