Emocionada, recuerdo cómo el año comenzaba.
En Zaragoza me encontraba.
A los pies de la madre: oraba, rezaba.
En silencio, callada, un buen rato me pasé observando aquella imagen ¿Cómo podía ser? ¡tan chiquita, tan grande a la vez! Pensaba, recordaba ¡qué gran mujer fue María, nuestra madre! Pequeña en Zaragoza pero fuerte como nadie. Por ello, es pilar, pilar de la iglesia.
Como madre, llorará.
Como madre, sufrirá.
Como siempre hizo, hará,
Acudir a Cristo. Rezarle, hablarle, confiar en él. Como hijos suyos, sigamos su ejemplo. Afianzando nuestro pilar, nada nos hará temblar. Lloraremos, sufriremos, pero no caeremos.
Nos podremos cansar. Caer en la tentación de abandonar. Nada extraño, nada nuevo.
Recordemos a Santiago. Agotado estuvo. Fracasado se sentía. María, le habló. El, confió. Pudo seguir camino y en patrón se convirtió.
Años han pasado, nada ha cambiado. Seguimos de ambos orgullosos, estamos tranquilos.
La Pilarica en Zaragoza
En Galicia, el mayor, Santiago
Lloremos pero no temblemos
Hagamos como ella
Hagamos como él
Recemos, confiemos
Hablemos con Él, con Cristo.
Afiancemos nuestro pilar
Sigamos caminando, con alegría, siempre con María.
Con decisión, tras los pasos del patrón.
Y… tras llorar y rezar ¿bailar?.
¡Me encanta la jota aragonesa! ni idea de cómo se baila pero disfruto viendo a los que sí saben danzarla.