Amaneció con frío. Pensé en lo bien que se hubiese estado al calor de una chimenea o delante de una hoguera en una noche de campamento.

 Recordaba cómo se lograba hacer fuego. Esencial era tener algo para quemar : unas ramitas, papeles… Sobre todo, algo que no sirviese,  ya que después, nada de ello quedaría.

 ¡Qué curioso¡ pensé. Lo mismo ocurre con las personas. Imposible tener luz si antes no quemamos todo aquello que ya no sirve.

Es verdad que hay épocas que nos sentimos tan mal que sólo vemos cenizas y pensamos que ya nada da puede prender en nuestro interior.

Por eso es importante lo contrario, en los momentos en que nos sentimos bien tenemos que ser luz para los demás .

Pensando en ello recordaba una palabra que me dijo un amigo cuyo significado no sabía y, al buscarlo, entre varias definiciones, una me llamó la atención:

Asertividad: Permitir que otros maduren, se desarrollen y tengan éxito.

 Me pareció una definición preciosa. ¡Cuantas veces actuamos al revés¡ Dejamos que los demás se chamusquen no vaya a ser que al ayudarles sean ellos los que triunfen y a nosotros nos ignoren.

 Sería genial que en esta cuaresma que, en breve comienza,  lo primero que quemásemos fuese nuestro “YO, mi, me conmigo”. Tal vez así pudiésemos ver e iluminar al OTRO y juntos formar un NOSOTROS para llegar a un ELLOS y acabar siendo un TODO.