Me pregunta una amiga: ¿has echado azúcar a las rosas?
¿Azúcar? Había oído decir que con una aspirina duran más las flores pero no había oído nada del azúcar.
Pues sí, pruébalo. Ya verás como te duran más tiempo y están más bonitas.
Su consejo me hizo recordar la de veces que habré escuchado el evangelio que dice: «Vosotros sois la sal de la tierra. Pero sí la sal se vuelve sosa, ¿con qué la salarán?»
Me reí y me preguntaba a mi misma: ¿No será que lo que nos hace falta no es sal sino azúcar? ¿un poco de dulzura? ¿quizás ambas cosas?