Hoy me ha pasado una anécdota curiosa. la comparto
Os cuento:
Normalmente cuando estoy trabajando en el despacho con el ordenador o en la cocina, de fondo pongo música o canciones, bueno, ahora también he incorporado las conferencias de los jueves del curso que ofrece la delegación de catequesis. No puedo ir personalmente, las escucho desde casa. Pero es algo que hago de forma estática, sin moverme de la habitación.
Hoy, no me ha dado tiempo a escuchar en el coche el «rezando voy » que oigo todos los días y me he dicho a mi misma: Sin problema, lo escucho cuando llegue a casa mientras hago las camas, recojo la cocina, pongo la lavadora… pero ¿qué pasaba? que si lo ponía en un sitio fijo, en cuanto me iba un poco lejos, ya no lo escuchaba, salvo que lo pusiera con volumen a tope , lo cual, no era conveniente.
¿Solución? He metido el móvil en el bolsillo del vaquero, he puesto «rezando voy» y fuera donde fuera lo iba escuchando. 

Me ha hecho gracia el descubrimiento, no se me había ocurrido hasta ahora.
Pensando en el móvil, pienso también en Jesús y me doy cuenta que de igual forma tampoco Él es estático. No es para determinados momentos. No se quedó en la cruz, resucitó y nos acompaña siempre, pero siempre es siempre.
Un blog muy interesante
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